Una válvula termostática es un dispositivo que sirve para controlar la temperatura individual de cada radiador y, de paso, de la estancia en la que éste se encuentra. En esencia, lo hace modulando el caudal del agua que entra en el radiador.
Así, controla su capacidad para generar calor, permitiéndonos ahorrar en energía y en confort. Es de pequeño tamaño y se instala directamente en los radiadores de agua caliente.
¿En qué se diferencia de una válvula manual?
Las instalaciones más antiguas suelen tener válvulas manuales para poder controlar el agua que entra en el radiador. Este tipo de válvula “simple” obliga al usuario a manipularla físicamente, como una especie de grifo: es necesario girar la válvula para abrir o cerrar el caudal de agua y, así, controlar la temperatura del radiador.
Sin embargo, las válvulas termostáticas (o TRV) tienen un sensor incorporado que permite mantener la temperatura de la habitación a un nivel constante de manera automática.
¿Cómo funciona una válvula termostática?
En primer lugar, el usuario tiene que elegir una temperatura para la habitación en la que se encuentre el radiador. Una vez hecho esto, si la temperatura de la estancia es menor a la programada, el mecanismo de la válvula abrirá el paso del agua al radiador para aumentarla.
Por el contrario, si la temperatura de la habitación es mayor a la seleccionada, el mecanismo apagará automáticamente el paso del agua hacia el radiador, reduciendo el calor emitido por el mismo. Así, no se consumirá más energía de la necesaria y se mantendrá una temperatura estable.
¿Son iguales todas las válvulas termostáticas?
En Orkli disponemos de válvulas termostáticas mecánicas con sensor líquido de temperatura integrado. A este tipo de válvulas se le indica la temperatura deseada mediante un selector.
Pero también disponemos de una opción electrónica programable que registra la temperatura y la humedad en la zona de calefacción asignada para regular la temperatura de la estancia. La ventaja principal que posee este tipo de válvula es que proporciona un control más preciso y regula el tiempo de funcionamiento.
Beneficios de las válvulas termostáticas
Cómo es lógico, el primer beneficio es el confort para el usuario, gracias a la automatización de la apertura y cierre del radiador. Al mantener las temperaturas prefijadas, no tendremos que estar pendientes de abrirlo o cerrarlo. Además, estamos adaptando la temperatura a las necesidades térmicas reales de cada habitación, ya sea en función de la hora del día o la ocupación de la misma.
Además, una válvula termostática nos proporciona entre un 10-15 % de ahorro de energía con respecto a una válvula manual. Esto sucede porque, al programar la temperatura, el propio sistema se encarga de mantenerla, evitando picos de trabajo derivados de calentar en exceso que lleven al derroche energético.
¿Hay que instalarlas en todos los radiadores?
Según el RITE (Reglamento de Instalaciones Térmicas en los Edificios), es recomendable instalar válvulas termostáticas en las estancias principales de la vivienda: el comedor, la sala de estar y los dormitorios.
Esta recomendación viene dada del hecho de que, si se instalasen en todos los radiadores del edificio y, por la temperatura de cada estancia se cerrasen todos a la vez, la caldera podría quedarse sin circulación, derivando en problemas de funcionamiento.