¿Cuáles son los requisitos para certificar una Passivhaus?
En este artículo os contamos los tipos de certificados que existen y los criterios mínimos para llevar a cabo la construcción de una casa pasiva.
13/05/2022
A la hora de construir una casa pasiva, hay que tener en cuenta que, para que luego se considere como tal, es necesario conseguir el certificado apropiado.
Esto es así porque, en primer lugar, un certificado de casa pasiva da la seguridad a su dueño de que realmente se va a alcanzar un estándar energético. Además, con estos certificados se ve incrementado el valor de la propiedad. Y, por último, pero no menos importante: los edificios Passivhaus pueden solicitar una gran cantidad de subvenciones por todo el mundo.
Tipos de certificados
Hoy en día, el Instituto Passivhaus otorga tres tipos de certificados: el certificado Passivhaus, el EnerPhit y el certificado de baja demanda energética.
El primero, el certificado Passivhaus, es aquel que se otorga cuando los edificios cumplen todos los requisitos para ser considerados como casa pasiva. Normalmente, suelen conseguirlo las estructuras de obra nueva, pero algunas rehabilitaciones también llegan a alcanzar este estándar.
Para este certificado, los criterios mínimos a alcanzar son:
Demanda de calefacción: hasta un máximo de 15 kWh/(m²a).
Demanda de refrigeración: hasta un máximo de 15 kWh/(m²a) más la contribución de deshumidificación.
Hermeticidad: hasta un máximo de 0,6 renovaciones del aire por hora.
Demanda de energía primaria renovable: hasta un máximo de 60 kWh/(m²a) en la categoría classic.
El segundo, el certificado EnerPhit, es aquel que se concede a edificios que han sido rehabilitados bajo el estándar, pero que no logran cumplir los requisitos de casa pasiva. Por ejemplo, si tienen puentes térmicos en los muros del sótano y no se puede solucionar en la rehabilitación, tendrían que solicitar este certificado.
Para este certificado, los criterios generales mínimos son:
Hermeticidad: hasta un máximo de 1,0 renovaciones del aire por hora.
Demanda de energía primaria renovable: hasta un máximo de 60 kWh/(m²a) en la categoría classic + (QH – QH,PH) • fØPER,H + (QC – QC,PH) • ½.
El tercero, el certificado de baja demanda energética, es aquel que se da a los edificios que no pueden alcanzar absolutamente todos los criterios Passivhaus, pero se quedan cerca. Un ejemplo de ello sería un edificio que cumpla muchos requisitos, pero esté en un lugar frío y sin sombra.
Para este último certificado, los criterios mínimos que hay que lograr son:
Demanda de calefacción: hasta un máximo de 30 kWh/(m²a).
Demanda de refrigeración: hasta un máximo de 15 kWh/(m²a) más la contribución de deshumidificación.
Hermeticidad: hasta un máximo de 1,0 renovaciones del aire por hora.
Demanda de energía primaria renovable: hasta un máximo de 75 kWh/(m²a).
Criterios mínimos para los tres estándares
Existen, además, una serie de criterios que son mínimos para los tres certificados. Estos son:
Frecuencia de sobrecalentamiento. Este valor mide el porcentaje de las horas de un año en las que se obtiene una temperatura interior por encima de los 25°C. Si no tenemos refrigeración activa, el máximo sería el 10% de las horas.
Frecuencia de humedad excesivamente alta. Este criterio indica el porcentaje de las horas de un año en las que se obtiene una humedad absoluta en el aire interior por encima de los 12 g/kg. Si la edificación no posee refrigeración activa, el máximo sería de un 20%. Si la tiene, la cifra bajaría hasta un 10%.
Protección térmica mínima. La protección térmica mínima varía en función de la zona climática donde se sitúe el edificio. En zonas de frío polar, se pide un mínimo de 0,80 m²K/W. En las de frío, un mínimo de 0,75 m²K/W. En las zonas de frío – templado, alcanzar al menos 0,70 m²K/W. En las zonas cálidas – templadas, 0,65 m²K/W. Y, finalmente, en las zonas cálidas, se pide llegar al menos a 0,55 m²K/W.
Además, hay una serie de criterios en relación con la satisfacción de los ocupantes que también se exigen si se quiere certificar una vivienda. Entre los más importantes, destacamos el hecho de que todas las habitaciones en las que el usuario vaya a pasar mucho tiempo tienen que disponer de, al menos, una ventana. Además, también hay que tener en cuenta que tiene que contar con la posibilidad de manejar la iluminación y los elementos de sombreado.
Proceso para conseguir la certificación
Lo ideal a la hora de conseguir la certificación sería empezar el proceso antes de la construcción del edificio. Pero también se puede hacer una vez que se haya construido. Para esta última opción, hay que cumplir los requisitos mínimos y saber a qué certificado se puede optar.
Sea como sea, hay que seguir unos pasos para obtener el certificado:
En primer lugar, es necesario buscar un certificador de nuestro país, ya que conocerá mejor la tecnología de construcción y las disposiciones reglamentarias españolas.
A este mismo certificador, hay que solicitarle un presupuesto para la certificación, que elaborará en base a criterios como la superficie útil del edificio, el plazo aproximado de construcción, el balance energético inicial, los planos, el coste de la construcción, entre otros. Si se está de acuerdo con el presupuesto, se contratarán sus servicios.
Al final, lo que el usuario obtendrá será un certificado de casa pasiva con un número de identificación único, un folleto complementario con todo el cálculo del balance energético y todos los valores del edificio y, opcionalmente, una placa para instalar en la fachada.
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