Cada vez es más evidente la necesidad de cuidar el medioambiente y de luchar contra el cambio climático. Para ello, reducir el consumo de combustibles fósiles se convierte en una pieza clave. Esto se logra apostando por otras alternativas como las energías renovables.
Sin embargo, se puede dar un paso más allá en esta lucha: a través de la eficiencia energética.
Como ya os hemos explicado en otros artículos, la eficiencia energética es un término que habla de la optimización y reducción del consumo energético. Por supuesto, sin interferir en el día a día y en el confort de los usuarios. En resumen: es aprender a utilizar la electricidad de tal manera que su uso se ajuste a las necesidades reales del usuario, pero sin derrocharla.
En un mundo en el que cada vez es más notable el crecimiento económico y, junto a él, el aumento del número de necesidades a satisfacer, la eficiencia energética se convierte en muy beneficiosa y necesaria para cualquier país.
A esto, se le suma una serie de valores añadidos inherentes a la propia forma de consumo como son la reducción de emisiones, el impacto en la salud y la mejora del confort.
Además, al ser la eficiencia energética una medida para combatir el cambio climático, está cada vez más en auge. Gracias a este crecimiento, se genera un gran número de puestos de trabajo por millón de inversión. Estos puestos tienden a ser locales y enfocados en las pequeñas y medianas empresas.
La eficiencia energética como solución a la subida de la luz
Cuando se habla de la eficiencia energética, no solo hay que pensar en el ahorro de energía en sí mismo, sino también en el ahorro económico que conlleva.
Hoy en día, las subidas constantes en la factura de la luz se han convertido en un problema para muchos usuarios. Y el impacto de estos incrementos en los precios de la luz se ve traducido indirectamente en la subida del precio de otras muchas cosas. Un ejemplo sería la producción y el transporte de productos de alimentación. Si suben estos precios, indudablemente subirá el precio total de nuestra cesta de la compra.
Pero esta subida no solo afecta al sector de la alimentación, ningún sector se libra: si sube la luz, suben los precios en bares y restaurantes, en la industria textil, en la industria farmacéutica…
Por ello, plantear alternativas que ayuden a la reducción del consumo y de la factura a nivel general siempre supondrá una ventaja para todos. Hay que asumir que las energías renovables, el autoconsumo, y el almacenamiento y la eficiencia energética son ingredientes clave para lograr un mercado eléctrico sostenible. Y, además, este mercado debe dar prioridad al confort de las personas y la conservación del medioambiente.
Los propietarios de viviendas no valoran la eficiencia energética
Sin embargo, a pesar de todas estas ventajas, los datos con respecto a la popularidad de la eficiencia energética entre los usuarios son demoledores: se estima que siete de cada diez propietarios de viviendas no valoran la eficiencia energética.
Además, ya no es solo que no se valore, sino que se desconoce: casi la mitad de los usuarios no conocen la existencia del certificado energético ni lo que supone para sus hogares.
Unido a esto, hay usuarios (se estima que siete de cada diez) que tienen la falsa percepción de que sus casas son eficientes porque están correctamente aisladas, sin haber realizado los estudios oportunos que lo corroboren.
Por ello, la necesidad de propulsar una labor divulgativa y didáctica sobre el tema se hace cada vez más imperiosa. Es necesario que los usuarios comprendan bien las ventajas de este modo de ahorro y que quieran participar del mismo para el buen funcionamiento de la estructura energética del país y para el beneficio global del planeta.