La energía solar térmica es aquella que aprovecha la energía del sol y la transforma en energía térmica, es decir, en calor. Este sistema puede instalarse en nuestros hogares para conseguir una reducción en nuestra factura de la calefacción.
Además, al aprovechar la energía del sol, la solar térmica es una energía renovable, por lo que es respetuosa con el medio ambiente.
No hay que confundir la energía solar térmica con la energía fotovoltaica: esta última utiliza la energía del sol para generar electricidad, mientras que la térmica lo hace para generar calor, como ya hemos explicado.
Funcionamiento de los sistemas de energía solar térmica
El funcionamiento de la instalación para obtener calor a raíz del sol es bastante sencillo: en primer lugar, tenemos que disponer de unos paneles solares (captadores) que recogen la luz solar para calentar un fluido caloportador (normalmente, una mezcla de agua y anticongelante) a su paso por los mismos.
Una vez caliente, lo manda a un sistema secundario donde se va acumulando el líquido caliente. En otras palabras, estamos acumulando la energía calórica en un depósito de agua. Cuando el líquido se va enfriando, vuelve al circuito y se repite el proceso.
Normalmente, estos sistemas se suelen utilizar para obtener agua caliente sanitaria. Ahora bien, si tenemos un sistema de suelo radiante hidrónico, podemos aprovechar el agua caliente como método de calefacción.
Ahora bien, dependiendo de si el movimiento dentro de este circuito se hace de forma pasiva o activa, estaremos ante un termosifón o un sistema de circulación forzada. Básicamente, el termosifón consiste en aprovechar la gravedad para hacer que el líquido caloportador se mueva por los circuitos. Cuando el agua está fría, desciende y llega hasta los paneles y, cuando está caliente, asciende. De ahí, que el depósito siempre esté más elevado que los paneles acumuladores.
En cuanto a la circulación forzada, se hace uso de una o varias bombas eléctricas para ayudar a mover el agua. Este se suele emplear cuando el volumen de agua que necesitamos mover es muy grande, por lo que no se suele usar demasiado en nuestras viviendas. Es más común encontrarlo a nivel industrial.
Ventajas de usar la energía solar térmica
Si os estáis preguntando cuáles son las ventajas de instalar un sistema de energía solar térmica, aquí os contamos las más destacables:
- En primer lugar, aunque ya hemos hablado de ello, tenemos la reducción del consumo energético que, al precio al que está hoy en día la electricidad, hay que tenerlo muy en cuenta. Es cierto que hay que hacer una inversión inicial para instalarla, pero con la reducción de casi un 70 % en nuestras facturas de calefacción y agua caliente, la amortizaremos en poco tiempo.
- Además, la energía solar es renovable y no genera ningún impacto medioambiental, pues no produce nada de contaminación. Y no solo eso, sino que, al cambiar el combustible de la calefacción por el sol, estaremos reduciendo las emisiones de carbono.
- No solo nos ahorraremos en la factura, sino que además podremos acceder a subvenciones de autoconsumo del Estado, así como a otras subvenciones de la Comunidad Autónoma en la que residamos.
- Da igual que haga mal tiempo. La tecnología solar térmica nos permite seguir produciendo agua caliente incluso en los días fríos en los que el cielo esté nublado, siempre y cuando tengamos un nivel mínimo de radiación solar.
Como veis, el uso de la energía solar térmica es bastante interesante, especialmente en estos tiempos que corren en los que ahorrar en energía se ha convertido en algo indispensable. Si estáis pensando en formas alternativas de eficiencia energética, quizás os interese tener en cuenta este tipo de sistemas.
La energía solar térmica supone una reducción de casi un 70 % en nuestras facturas de calefacción y agua caliente.