Cuando se habla de casas pasivas, uno de los tópicos más frecuentes es la idea de que no se puede abrir las ventanas para ventilarlas.
En España tenemos arraigada la costumbre de abrir las ventanas de cada habitación para airear nuestros hogares. Sin embargo, esta práctica no siempre resulta beneficiosa: en primer lugar, porque no conseguimos limpiar el aire proveniente del exterior, que también se encuentra contaminado.
Además, ventilar la casa de manera tradicional también provoca una diferencia térmica de la temperatura exterior con la interior. Esto implica una pérdida de energía, al tener que aumentar la calefacción para compensar dicha diferencia.
Por tanto, esta creencia de que en una casa pasiva no se deben abrir las ventanas es entendible ya que una de sus características más importantes es la hermeticidad:
Las casas pasivas no presentan infiltraciones ni puentes térmicos, lo que las convierte en totalmente herméticas.
Para poder mantener esta gran hermeticidad, una casa pasiva dispone de un sistema de ventilación mecánica de doble flujo con recuperador de calor, que nos permite ventilar la casa sin necesidad de abrir las ventanas.
¿Cómo funciona este sistema de ventilación?
En este post, ahondamos más en este tipo de sistema, pero, en resumen, gracias a este mecanismo se obtiene un aporte continuo de aire fresco en las estancias secas (como son el comedor y las habitaciones). A su vez, se va extrayendo todo el aire viciado de la cocina y de los baños.
Este “ciclo” permite una renovación constante y permanente del aire de la casa.
Este aire que entra del exterior se filtra previamente. De este modo, una casa pasiva está también protegida contra la entrada de polvo, ácaros y otras sustancias nocivas que hay en el ambiente, al contrario que sucede cuando se abren las ventanas.
Ahora bien: la ventilación mecánica de doble flujo no solo nos ayuda a ventilar, sino que este sistema de ventilación también es un método eficaz para ahorrar energía. Esto es así porque este sistema cuenta con lo que se denomina como “recuperador de calor”.
La función del recuperador de calor
El recuperador extrae hasta el 90% de la energía del aire del interior y se lo presta al aire entrante. De esta manera, en invierno el aire frío que entra desde fuera es atemperado por el aire caliente que sale de la casa y, en verano, el proceso sucede a la inversa: el aire caliente entrante es refrescado por el aire frío de la casa.
De este modo, se evita tener que aumentar la calefacción o el aire acondicionado para compensar la diferencia entre la temperatura exterior e interior. Así, se consigue también un ahorro que se traduce directamente en un descenso de la factura energética.
Entonces, ¿se pueden abrir las ventanas en una casa pasiva?
A pesar de ello, esto no implica que en una casa pasiva no se puedan abrir las ventanas: siempre que la temperatura exterior sea agradable, se podrán abrir sin problemas para dejar pasar el aire “fresco” y disfrutar más del ambiente exterior. Incluso aunque no sea necesario.
Además, la ventilación mecánica controlada con recuperador de calor funciona con muy bajo consumo energético, por lo que el gasto que tendrá que hacer para equiparar las temperaturas interiores y exteriores no resultará significativo desde el punto de vista del consumo de energía.
En todo caso, en una casa pasiva se pueden abrir las ventanas por estancias: se activa la posición de “ausencia” en la habitación que se desee abrir y, en el resto de las estancias, la ventilación seguirá funcionando. Es decir, que no se produce al mismo tiempo en toda la vivienda, con lo que conseguimos minimizar el consumo al máximo.