Inicio / Passivhaus y arquitectura bioclimática / ¿Realmente se consigue ahorrar dinero y energía con las Passivhaus?
El caso de las Passivhaus son el claro ejemplo de edificaciones con un consumo energético muy bajo o casi nulo. Sus diseños buscan sobre todo el confort del usuario y la eficiencia energética.
Uno de los mayores problemas en las viviendas a lo largo de toda la historia ha sido la temperatura. Somos seres vivos que no toleramos las temperaturas extremas. Por ello, recurrimos al fuego, inventamos las calefacciones, los ventiladores, el aire acondicionado… Pero todo ello implicaba un gran gasto de energía. Por ello, en los últimos años se ha buscado aprovechar los aspectos del diseño de las viviendas para optimizar esta anhelada eficiencia energética.
De esta manera nacieron las Passivhaus, o lo que es lo mismo, las casas pasivas. Este tipo de viviendas están pensadas para mantener la temperatura interior en un rango constante.
Una edificación Passivhaus es, en definición, un sistema de construcción determinado que permite que la vivienda gaste muy poca energía.
Por lo tanto, ¿cómo consiguen las Passivhaus mantener su temperatura interior consumiendo tan poco? Llegados a este punto, es necesario enumerar y desarrollar los principios más importantes que convierten a estas edificaciones en casas pasivas.
Las Passivhaus, como su propio nombre indica, se basan en el concepto de la pasividad. Como ya comentamos al principio, el fuego, las calefacciones, el aire acondicionado… añaden energía proporcionando calor o frío. En cambio, estas edificaciones actúan de forma pasiva.
Por ello, para comprender mejor cómo funciona una casa pasiva, una analogía muy acertada es la de la cafetera y el termo. La cafetera añade calor y mantendrá la temperatura del café mientras esté encendida. Por lo tanto, la cafetera tiene que consumir energía para mantener el calor. En cambio, un termo, debido a su diseño, no necesita de energía para preservar la temperatura del líquido que contiene. Se vierte el líquido en este recipiente, se cierra bien y no hay que preocuparse de añadir calor para mantener su temperatura. El termo consigue su objetivo gracias al aislamiento. Por lo tanto, la cafetera equivale, por ejemplo, a una casa con calefacción central, y el termo sería una casa pasiva.
Las Passivhaus suelen ser viviendas de obra nueva, aunque también se pueden aplicar sus principios a la rehabilitación de edificios ya construidos. Pero esta última parte es mucho más costosa. Es necesario adaptarse y amoldarse a lo que ya existe.
No obstante, las Passivhaus son la opción más sostenible y eficiente a nivel energético. Esto quiere decir que cuidando el medio ambiente se obtiene un importante ahorro mensual en las facturas de la luz. También son viviendas más duraderas, dado que utilizan materiales de mayor calidad. De esta manera, requieren un mantenimiento menor.
Y por último, se gana en confort y en calidad de vida en el hogar.