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Eficiencia y ahorro
Ahorro económico
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¿Qué es el consumo eficiente? ¿Cómo utilizarlo para mejorar el ahorro energético?
Seguimos dependiendo de fuentes de energía que se agotan, que no son renovables y que tienen un impacto directo sobre el medioambiente. Por ello, cada día se hace más evidente la necesidad de abogar por modelos de consumo que ayuden al ahorro energético (y, de paso, al económico).
20/05/2022
La energía nos rodea. Vayamos a donde vayamos, y hagamos lo que hagamos, lo más probable es que alguna de nuestras tareas requiera de electricidad para poder ser realizada.
Aunque es cierto que cada vez tienen más importancia las energías renovables, se sigue dependiendo de fuentes de energía que se agotan, que no son renovables. Además, la forma en que se utilizan estas fuentes tiene un impacto directo sobre el medioambiente. Por ello, cada día se hace más evidente la necesidad de abogar por modelos de consumo que ayuden al ahorro energético (y, de paso, al económico).
Como ya os hemos contado en otros artículos, hay muchos elementos de los hogares que influyen en el consumo de electricidad: el aislamiento térmico, el tipo de sistema de calefacción que usamos, si disponemos o no de placas solares auxiliares… pero, a veces, el usuario no dispone de ninguno de estos elementos en su hogar.
En esos casos, ¿cómo se puede conseguir un buen ahorro energético? La respuesta es sencilla: a través del consumo eficiente.
Definición de consumo eficiente
El consumo eficiente se basa en reducir la cantidad de energía que se gasta en el día a día. Es, básicamente, aprender a utilizar la electricidad de tal manera que su uso se ajuste a las necesidades reales de sus usuarios, sin derrocharla.
En un mundo en el que nuestros hogares se han llenado de electrodomésticos y otros aparatos, cobra cada vez más importancia la idea de que hay que intentar implementar diferentes estrategias para ahorrar energía. En resumen, necesitamos aprender a usarlos de la manera más eficiente.
La etiqueta energética
Para lograrlo, lo primero a tener en cuenta es que ya hay alguien que ha pensado en nosotros. Cuando vayáis a comprar un electrodoméstico nuevo, fijaos en la etiqueta energética que lleva.
Esta etiqueta permite identificar el consumo que tiene el aparato eléctrico, siguiendo la siguiente clasificación: siete categorías de la A a la G.
El verde oscuro (categoría A), nos indica que estamos ante un aparato muy eficiente y el rojo (categoría G), uno de baja eficiencia.
Antes, también existían categorías con +, pero se han eliminado recientemente, buscando la simplificación para el usuario.
Además, en la misma etiqueta se puede obtener información sobre el consumo anual en el caso de los frigoríficos; el de 100 ciclos para los lavavajillas, lavadoras y secadoras y el consumo de 1000 horas de uso para monitores y bombillas.
Del mismo modo, se incluyen una serie de pictogramas que indican el rendimiento y las características del producto, en función del aparato que estemos consultando.
Como se puede ver, antes de comprar cualquier electrodoméstico, se puede hacer una preselección en base a su consumo, gracias a la cual ya se estará contribuyendo a mejorar el ahorro energético.
Cómo optimizar el consumo de nuestros electrodomésticos
También se puede tomar una serie de medidas en cuanto a la forma en la que utilizamos nuestros aparatos.
Teniendo en cuenta el reparto del gasto energético, los tres elementos que más electricidad consumen en nuestros hogares son:
Iluminación. Solo en iluminación consumimos en torno al 18 % de la energía total de nuestros hogares. Así que, para evitar derrocharla, hay que intentar aprovechar al máximo la luz natural del día y apagar las luces cuando no se esté en una estancia. Además, se puede intentar reducir el uso de las luces indirectas para trabajos concretos como leer o escribir, ya que son de mayor potencia y gastan más. Lógicamente, lo mejor es utilizar bombillas de bajo consumo como las LED.
Calefacción. Otro servicio con el se consume mucha energía. También hablamos de cifras de en torno al 18 % del total. Para mejorar su uso, hay que mantener las viviendas a una temperatura de entre 19-21 °C durante el día, y entre 15-17 °C durante la noche.
Frigorífico. Es el electrodoméstico que más suele consumir en nuestras viviendas. Hablamos de en torno al 15 % del total. ¿Cuál es la mejor forma de utilizarlo? Evitando abrir la puerta demasiadas veces o dejarla abierta durante un período largo de tiempo. Esto es así porque, cada vez que se abre la puerta de una nevera, la temperatura baja y el motor se tiene que poner en marcha para volver a enfriarla. Lo mismo aplica para los congeladores.
Otros aparatos que consumen bastante y que se pueden manejar de forma un poco más eficiente son:
Lavadora. Consume casi el 8 % de la energía total de nuestros hogares. Lo mejor es usarla solo cuando esté llena del todo y usando programas de baja temperatura, ya que donde más energía consume es en calentar el agua para los lavados.
Secadora. Con un gasto del 2 %, lo mejor es intentar tender fuera y aprovechar el sol y el viento. Si no hay más remedio que utilizarla, ya sea por el clima, el espacio o por el tiempo del que se dispone, la mejor forma de hacerlo es con la carga completa y habiendo centrifugado la ropa lo máximo posible en la lavadora.
Lavavajillas. Este electrodoméstico consume lo mismo que las secadoras, un 2 %. Si se usan, que sea siempre cuando estén completamente llenos y con el programa que corresponda a la carga que hemos metido.
Horno. Gasta en torno al 4 % de la energía total. Al horno, le pasa lo que al frigorífico: a más se abra la puerta, peor. Pero, en este caso, justo por el motivo contrario: al abrir la puerta, se pierde mucho calor y el motor tiene que ponerse en marcha para subir y mantener la temperatura interior. Además, lo mejor es intentar utilizarlo para hacer cantidades grandes de comida, no porciones pequeñas.
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