1. Material del suelo de la vivienda
El primer paso es ser consciente de que la transmisión de calor va a estar condicionada por el material del suelo de la vivienda, los suelos cerámicos son los que mejor transmiten, y materiales como la madera, bambú u otros de carácter poroso, son peores transmisores por lo general. Además, hay que evitar la colocación de alfombras y otros elementos de cobertura que dificulten la transmisión de calor. No obstante, hay alfombras, como las de fibras vegetales, que sí permiten la transmisión, pero, la regla es que cuantas más coberturas se pongan en el suelo, menos calor se transmite.
2. Control de la humedad
El exceso de humedad puede ser un problema en un sistema de suelo radiante refrescante. Es necesario mantener los niveles de humedad adecuados en el ambiente para evitar la condensación y el daño a los materiales del suelo. Con este fin, hay diversas formas de controlar el peligro de condensación (desde un cronotermostato específico para su control -Humicontrol- hasta un dispositivo que evita la circulación de agua fría, por debajo de 19º, hacia un circuito de suelo radiante-refrescante en locales húmedos – Aquastop -, ambas, soluciones de Orkli.
3. Inspección periódica
Las inspecciones regulares del sistema de suelo radiante-refrescante para detectar posibles problemas son primordiales. Por ello, es necesario revisar visualmente las tuberías, los caudalímetros, los purgadores, las conexiones y válvulas en busca de fugas, corrosión o daños. También hay que prestar atención a cualquier cambio en el rendimiento o la eficiencia del sistema, como áreas frías o calientes inesperadas en el suelo.
4. Instalación de los elementos adecuados
Si se hace una reforma en la vivienda, hay que considerar que, normalmente, debajo de los muebles de cocina y de las bañeras y duchas, no se coloca tubería y sí panel.
5. Uso de desfangadores
Se recomienda, para un óptimo mantenimiento del sistema, la instalación de desfangadores que eliminan el lodo e impurezas varias que se pueden acumular en las tuberías del sistema de suelo radiante-refrescante, así como, de un modo periódico, hacer uso de tratamientos anti-lodo. Esa periodicidad la tiene que determinar el técnico a cargo del mantenimiento del sistema.
6. Mantenimiento del sistema de control
El sistema de control del suelo radiante-refrescante también requiere atención. Por ello, es importante verificar que los termostatos y el resto de los elementos de regulación y control, funcionen correctamente y calibrar la configuración, según las necesidades de calefacción. Asimismo, es precisa la actualización de softwares o los firmwares de los controles y asegurarse de que las baterías estén en buen estado.
7. Servicio profesional
Aunque existen medidas de mantenimiento que se pueden realizar por propia cuenta, es recomendable contar con un servicio profesional de mantenimiento del suelo radiante-refrescante. Un técnico especializado puede llevar a cabo una revisión exhaustiva del sistema, comprobar la presión y el flujo de agua, purgar el aire de las tuberías y realizar cualquier ajuste o reparación necesarios.
8. Registros de mantenimiento
Otra labor relevante es llevar a cabo un registro detallado de todas las actividades de mantenimiento realizadas, incluyendo fechas de servicio, reparaciones, reemplazos de piezas y cualquier problema detectado. Esto ayudará a realizar un seguimiento del mantenimiento realizado y a programar las revisiones futuras de manera adecuada.
También es importante tener en mente que cada sistema de suelo radiante-refrescante puede tener requisitos de mantenimiento específicos, por lo que es necesario consultar las recomendaciones del fabricante y seguir las pautas proporcionadas. El mantenimiento regular y adecuado del suelo radiante-refrescante garantiza su rendimiento óptimo, eficiencia energética y durabilidad a largo plazo, permitiendo al usuario disfrutar de un ambiente cálido y confortable en tu hogar durante muchos años.